Vivimos en modo automático, en una rueda de hámster en la que, hasta que el despertar de la conciencia se da.

Lo que se espera de nosotr@s es tener un trabajo, una casa, echarnos pareja y formar una familia. En segundo nivel aumentar nuestra economía, obtener bienes materiales, tener estatus social y si todo va in crescendo, alcanzar el éxito.

De repente un día te das cuenta de que hay algo, una incomodidad que por mucho que vayas obteniendo, no se llena….un vacío, un pozo dentro, sin fondo que después de habernos sentido bien, nos viene a recordar que falta algo.

Comenzamos a buscar qué pasa, qué es ¿será que mi trabajo no me gusta aunque me dé dinero? ¿O quizá no he alcanzado todo lo que quiero? Espera, ¿y si es mi pareja? ¿Mi vida? ¿Qué es esta angustia existencial que cada vez llama con más fuerza y me invade la pena?

Un día pasa algo, quizá un evento, una situación difícil,  quizá cambies el trabajo, la pareja…quien sabe, cualquier cosa…quizá ves la imagen de una persona mayor deambulando y te planteas cómo verás tu vida cuando llegues ahí.

Un día todo puede cambiar dentro de ti y llamarte a despertar, a plantearte preguntas, a plantearte si lo que no se llena, no se llena porque es algo interno, y no importa la vida idílica que se construya a tu alrededor, pues puede parecer la película de domingo perfecta (aunque a tod@s nos aburren esas películas de domingo en el sofá).

Esa incomodidad empieza a devorarte y es ahí el momento clave en toda tu historia: ahí, querid@, estás naciendo otra vez, pero esta película la dirigirás tú, y no en control remoto, porque cada vez vas a ver más claramente la responsabilidad de ser tu propi@ director@.

A partir de ese día, todo empieza a ir rápido, y a la vez, a cámara lenta…¡qué movida! Creo que sabes a qué me refiero si estás leyendo esto.

De repente todo se vuelve raro y caótico, porque algo dentro se revoluciona y comienza el caos (aunque quizá ya era, sólo que nos esforzabamos mucho por encajar en el guión).

Volviendo a aquel agujero de gusano que devora las entrañas:

Esa sensación incómoda, siento decirte que no se irá, por mucho que hagas, hasta que cojas el toro por los cuernos, los guantes de arar, las botas de montar y las de barro (porque te vas a poner de barro y mierda hasta la nariz). También, te aconsejo gorro y gafas, por que vas a ver cosas que te van a dar terror, pero mirando con nuevas lentes, vas a ser capaz de ver convertir los demonios en dioses llenos de poder.

Esa búsqueda que te saca de todo lo conocido, es el único camino que puede convertir el azufre, el plomo y el mercurio, en oro. Va a oler mal, pero luego prepárate para la verdadera conquista: la de ti mism@.

Bien, sigamos con lo que nos ocupa: conquistarte.

Vas a descubrir qué eres realmente, y digo qué, porque quién se va a quedar pequeño.

La búsqueda puede durar toda la vida, pero te aseguro, que cada avance, va a ser solo un viaje de ida.

Cuando comienzas a conocer tu ser esencial, empiezas a reestructurar toda tu realidad. Comienzan a cambiar tus gustos, hábitos, relaciones, algunas de tus aficiones y, sobre todo, tus “necesidades”.

Empezarás a reconocer lo que quieres desde un lugar muy claro, tanto, que el problema ya no será qué elijo, sino cómo llego hasta ahí. Tomadme con toda variedad de matices. No todo cambia de 0 a 100 ni todo te va a costar mucho. El camino variará en función del lugar de partida, la disposición y la ayuda y compañía de la que cuentes.

Algo que se aprende en el peregrinaje es una gran contradicción que tiene todo el sentido: lo eres todo y no necesitas a nadie; y sin los demás, no llegarás a serlo todo…curioso ¿eh?

Vas a pasar por épocas oscilando entre la consciencia y la inconsciencia, pero justo ese baile te ayudará a ver tus “sombras” o dificultades y tus dones o talentos. De esta manera podrás conocerte de verdad.

Tus momentos de soledad aumentarán, y cuando te compartas, serás muy recelos@ de con quién y cuándo. Tu círculo comenzará a cambiar y cada vez te sentirás más tú y más en casa.

Este es el mayor viaje que puedes realizar: la búsqueda de ti mism@.

Si quieres emprender el viaje y te interesa alguien que te acompañe en el proceso, quiero que sepas que soy una buena compañera de viaje y que puedes contar conmigo. Ten por seguro que te ayudaré con todo lo que he aprendido en mi propio viaje hasta el momento.

Mi espíritu nunca deja de viajar.

 

 

Pilar Manero Tornil

 

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